HUMILDAD SIN LIMITES

jueves, 25 de septiembre de 2008

ROBERTO CARLOSenVIVO

Estaba viendo el otro día en documentos-tv como se mueren los niños en los hospitales de Irak mientras a su país le roban alegremente billones de dólares, y mira por donde, en el corte publicitario aparece "mi viejo amigo" Roberto Carlos (el cantante)
Pensé:
¡coño, si esta vivo!

Ahí estaba él, con un peluquín que brillaba más que su dentadura postiza, y un lifting bastante apañadito en una promo en la que cantaba lozano en un collage musical la del millón de amigos y demás éxitos.
Y entonces pensé, joder, pero que cabrón que soy a veces, parezco un buitre esperando a que caiga la presa. Déjale al chaval
(bueno, al artista mejor)
que siga a lo suyo. Si además en la promo de su directo aparecía agasajado por multitudes entregadas que coreaban sus éxitos...

Pero... no, es que parece que estamos genéticamente programados
(sí, échale ahora a la genética la culpa)
debemos llevar algún jodido mecanismo o implante "chungo que te cagas" que se pone a vibrar, como los móviles, avisando de que esa persona debe ser puesta en cuarentena en el mejor de los casos, o fuera de la circulación directamente.

Es que, que mal soportamos la visión de la vejez, los paralímpicos, o cualquiera que tenga alguna pega mayor.
Nos dan grima. Sí, no nos agrada. Estamos tan intoxicados por la cultura de la imagen que decimos hipócritamente:
"Sí, también tienen derecho a triunfar"
pero en realidad estamos pensando:
"Que mal rollo me da verlo, quita, quita..."
No son nada "cool" las arrugas, defectos físicos, psíquicos etc...

Espero que se me pase, y no sea crónico, porque tengo claro que en este caso el enfermo, el tarado, soy yo.

Intentaré desde mi acostumbrada y, porqué no decirlo, reconocida humildad compensarle colgando un video de la, para mí, mejor canción suya.

¡Que viva por siempre Roberto Carlos!