HUMILDAD SIN LIMITES

jueves, 12 de febrero de 2009

NO LO HAGAIS POR FAVOR


Recesion, inundaciones, incendios devastadores, el paro que aumenta...
Todas estas noticias sensacionalistas no nos dejan centrarnos en lo realmente importante.
Quiero hoy subrayar uno de estos vitales asuntos.

Es habitual a la hora de intentar apuntar algo que te dictan apresuradamente (generalmente por teléfono) no encontrar nada con lo que escribir, pero ¡ay amigo!, para esos difíciles segundos de inseguridad ahí esta:



EL RECIPIENTE DE LOS BOLIS.

Durante mucho tiempo hemos alimentado ese recurso con dedicación.
Dedicación orientada a que en estos momentos de necesidad, de urgencia incontrolada, tuviesemos un salvavidas a prueba de balas que nos solucionaría el problema con una solvencia rozando la prepotencia absoluta.
Pero entonces...tras coger un bolígrafo, y agarrándote a ese clavo ardiendo cual di caprio en titanic, compruebas sorprendido como una y otra vez ese bolígrafo se niega a otra cosa que no sea rayar la superficie virgen que le ofreces sedienta de recibir esa privilegiada información. De hecho hasta temes por la integridad del sufrido papel ante tamaña agresión, con lo que decides impetuosamente, y no sin cierta ofuscación coger otro candidato del envase con título de recipiente acreditado a tal menester. Pero, ¡oh destino cruel!, el siguiente escogido no es menos indigno de tal selección, y pasamos entre dudosas y desesperadas maniobras a encontrar al fin el salvador.

- "A la tercera va la vencida"- piensas.

Nada más lejos de la realidad. Como si la dichosa y depresiva ley de Murphy estuviese confabulando personalmente contra tí compruebas para tu ira más irrefrenable como ese puto e inerte bolígrafo de mierda se atreve a contravenir el objetivo para el que ha sido creado.

- Escribir hijo de puta, solo se te pide eso, ¡¡¡¡escribir!!!

Al otro lado del teléfono, y para echar más leña al fuego oyes una inocente pregunta:

- ¿Estás apuntando o qué?

Tú niegas lo evidente:

- Sí espera, que no escribe bien- disimulando, lo que provoca en tus nervios el mismo efecto yoyo de las dietas de adelgazamiento, acrecentado por el hecho de que el puto cuarto bolígrafo que desesperado ya has chupado, movido para que baje la tinta, y ahora como último recurso calentando la mina para que escriba se te ríe ante tus propias narices, lo que finalmente le cuesta al insolente su integridad física.

-¡¡¡A tomar por culo!!!- lo rompes y cuelgas el teléfono.

El sudor frío que te recorre la cara mientras jadeas te hace sentir la sensación de ser un estúpido histriónico. "¿Realmente le he mandado a tomar por culo o he colgado antes? "
Sin querer asumir ninguna responsabilidad vuelves a lanzar un exabrupto:

- A tomar por culo y a tomar por el culo- (o dos), y pasas a otra cuestión. Al fin y al cabo se trata de un asunto menor que te ha sobresaltado sin motivo.

Todo ha terminado, y has de calmarte.
Ahí quedan de nuevo esos bolígrafos. Guardados en el recipiente de nuevo.

Como silenciosos espíritus malignos esperando su oportunidad, la oportunidad
de provocar el mal...


...nunca un bolígrafo estuvo tan cerca de sonreir maliciosamente
.







moraleja: Los bolígrafos, por mucho tiempo que estén en el vaso, está demostrado que no resucitan.
TIRADLOS DE UNA P. VEZ A LA BASURA Y COMPRAD NUEVOS.