HUMILDAD SIN LIMITES

viernes, 25 de julio de 2008

SALVEMOS LA DISCUSION

Sí, lo reconozco, me gusta discutir, de hecho veo la discusión como una rarísima y delicada especie en extinción, a proteger.
Y es que, efectivamente, una leyenda negra persigue a esa palabra tanto o más que al ganador de O.T. En cuanto algo huele a discusión siempre se encienden en algún grado las alarmas.
Pero que entiendo yo por “discutir”, o mejor dicho, ¿qué significa exactamente “discutir”?
Según la rae, y transcribo, es: “Dicho de dos o más personas: Examinar atenta y particularmente una materia”
(http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=discutir)
Lógicamente, y eso es lo enriquecedor, tiene que haber más de una persona para entablar una discusión, como comprobamos en la descripción. Lo cual ya nos da pistas sobre su carácter positivo y constructivo.
El asunto es que, y a lo mejor soy un poco rarito que lo soy, pero me molesta que esté extendido equivocadamente que discutir es algo negativo. O más en concreto, que se relacione la discusión con lo que provoca la mayoría de las veces: la riña. Pero he aquí que volvemos a tirar de la “rae” para encontrarnos con que “Reprender o corregir a alguien con algún rigor o amenaza” (reñir) no tiene absolutamente nada que ver con “discutir”.
Ante todo: “Riñas no, discusiones sí”. Y ya me quedo más tranquilo.
Pero entonces, porqué no discutir, ¿es por el temor de que se convierta en riña? ¿dónde está la frontera entre ambas?¿sabemos distinguirla?
Yo creo que la clave está en el, ahora tan sobado por Zapatero, “talante”. Y es que se debería poder hablar de todo, repito: de todo. Pero ¿qué pasa entonces?, ¿Surge la riña porque entramos en terrenos pantanosos, por despertar sensibilidades a flor de piel? ¿O por chocar con posturas muy inmovilistas o intocables en temas como la política, (un tema más tabú que el sexo) u otros más personales?
Puede parecer que si tratamos ciertos temas delicados nos arriesgamos a entrar en riña. Quizás sí y quizás no, depende de con quien hablemos. Lógicamente unos temas conllevan más riesgo que otros, y hay que darles el tratamiento adecuado.
Pero, sobre todo, llegado el momento deberíamos esforzarnos en distinguir cuando las personas quieren discutir sin intención de acabar riñendo. Y sí, creo que es ese miedo que aparece con la discusión la que la ha llevado al borde de la desaparición. El miedo a reñir.
De hecho los hay que, por deporte, indefectiblemente te van a llevar la contraria (generalmente elevando el tono) a lo que les plantees, en una guerra de egos cimentando ese miedo. Y es que el no saber al 100 % si es buena idea continuar una discusión o no, hace que se coja el camino fácil, eliminar al animalito.
Pero si estamos dispuestos y decididos a discutir como dios manda, y cooperar en su repoblación creo debemos ponernos muy empáticos. Contener el ego por si, en algún momento surge una bendita discusión, y tenemos que reconocer que el de enfrente tiene razón en algo, o incluso en todo, y poder admitir con "fair play" que estamos totalmente equivocados. Solo así salvaremos la especie.
Siempre que estemos discutiendo de verdad claro, porqué sino, y como oí una vez no se donde, “al que tiene la razón no hay que dársela”, no le hace falta.
Pero bueno, no perdamos más tiempo. Dejemos la discusión ya y pongamonos a discutir.

10 comentarios:

susana dijo...

Hola Joseba,he entrado en tu blog desde el enlace del Moso.
No puedo discutir tu opinión de la discusión porque pienso lo mismo y creo que es que está tan de moda lo políticamente correcto que no se discute,la gente no quiere mostrarse como es,y estar a la defensiva impide discutir e implica reñir,es un problema de rebaño....
Enhorabuena por tu blog.

Joseba Lafuente dijo...

Encantado de conocerte y gracias por la visita y el comentario Susana.
Con lo del rebaño me suena pero que mucho, no me extraña que estemos de acuerdo.

muxu

El Conde de MonteCristo dijo...

No te doy la razón porque la tienes. Esto que pasa con la palabra "discusión" ocurre también con la de "crítica". Se da por hecho que criticar lleva por consiguiente una opinión negativa, y no tiene por qué. Criticar puede implicar también alabar algo a alguien.

Según la RAE, crítica:

"Examen y juicio acerca de alguien o algo y, en particular, el que se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística, etc."

Crítica

Joseba Lafuente dijo...

Sí Conde, son primas hermanas. Es un poco por lo mismo que decía Susana, el ponerse a la defensiva contra cualquier cosa que haga peligrar lo establecido. De hecho sin críticas en arte no se sabría la opinión acerca de las obras que se crean. Es por tanto parte del juego, asumir el riesgo de que algo que has hecho no guste. No creo que haya nadie que guste a todo el mundo por otra parte, ni los grandes genios siquiera.

nineuk dijo...

Lo de la crítica tiene miga. No hay nada más triste que un producto sin crítica. Es mucho mejor que te lo pongan a parir que la no existencia de crítica alguna. En música y en literatura, en Euskadi hay poquita crítica y pocos se atreven a ganarse enemigos. Si a eso añadimos que existe una "bunquerización" de los medios (La prensa y las editoriales suelen ir de la mano) pues ya la hemos liado.

nineuk dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Joseba Lafuente dijo...

Eso es ser crítico con la crítica Rober, lo suscribo.
Aunque para críticos criticados (y hasta vapuleados literal y físicamente) ahí tienes al genio del correo que tu ya sabes...

Anónimo dijo...

me molesta que esté extendido equivocadamente que discutir es algo negativo

Porque es España se adora la conformidad, la uniformidad, el borreguismo... y todo lo que salga de la norma es visto como sospechoso.

creo que la clave está en el, ahora tan sobado por Zapatero, “talante”

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiih!

creo que es ese miedo que aparece con la discusión la que la ha llevado al borde de la desaparición

Me alegra decir que por mi parte no es así.
A mí me encanta hablar de religión, y gracias a la red he discutido y debatido con judíos, baptistas, católicos, evangélicos, etc.

La clave es empezar a discutir con la certeza de que aunque crees que tu postura es la la correcta bien podrías estar equivocado... lo cual al principio es jodido.

Se trata de tener en perspectiva que el fin último es la Verdad.
Esto te obliga a rectificar y revisar tus posturas con respecto a todo.

Ahora estoy discutiendo con un tipo noájida de Haifa y con un nihilista de NY (loa a Internet!).

Cuándo se acabará la discusión?
Cuando lleguemos a una conclusión edificante (qué cursi gilipollas suena esto!) o uno de los dos nos faltemos al respeto.

Solo así salvaremos la especie

Y sólo así creceremos como personas (y dale con la cursilería..).

Un saludete!

:]

Joseba Lafuente dijo...

Sí Rentón, el objetivo es la verdad y crecer con ella, pero claro, como suena profundo o engorroso pues como que da mal rollo.
También hay que reconocer que a veces una discusión puede convertirse en monólogo si se está muy de acuerdo con el que habla. Y a veces eso provoca en el "disertante" un subidón, sobre todo por el poder de estar o creer estar en posesión de la verdad. Y es que el poder corrompe, no lo olvidemos y caigamos al lado oscuro.
Humildad ante todo, como ya pondre en la cabecera de este blog, a humildad no me gana nadie ;)
Saludos y bienvenido

Vintage dijo...

Es todo mucho más facil, hemos perdido ( o han perdido pq yo no ) las ganas de discutir, de sentarse y hablar sobre algo, no del tiempo, ni de las tetas de la vecina, hablar de algo de verdad, con lo cual se pueda iniciar una discursión, una conversación, un intercambio de ideas

muakkkkkkkkkkk